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Al nororiente de Colombia, en el departamento de Santander, se ubica la región conocida como el Catatumbo, caracterizada principalmente por una guerra que lleva más de cincuenta años, por las grandes plantaciones de coca para la producción de alcaloides y la presencia de grupos armados al margen de la ley.

Su población mayormente campesina vive en medio de la pobreza, la indiferencia estatal y el fuego cruzado por el control del territorio; en medio de estas realidades tiene presencia una fraternidad de la Provincia Franciscana de San Pablo Apóstol que busca animar y dignificar desde hace diez años la vida en el pequeño corregimiento de Luis Vero.

Entre las actividades de los hermanos se encuentra un proyecto que promueve la vida llamado ADN Paz Catatumbo, iniciado en el año 2012. Este proyecto es de la diócesis de Tibú y cuenta con el apoyo de la agencia de la ONU para los refugiados, ACNUR, que acompaña niños, niñas, adolescentes, jóvenes, padres, madres, cuidadores y grupos de base comunitaria con el fin de favorecerles con entornos protectores en su territorio. Además, se busca fortalecer las capacidades de las comunidades, generando acciones para el reconocimiento y mitigación de riesgos, y el fortalecimiento de los proyectos de vida de sus participantes.

Durante dos horas semanales, los hermanos acuden a una institución educativa de la zona para encontrarse con alrededor de cuarenta participantes de alguno de los grupos focales del proyecto. Allí, con las herramientas lúdico-pedagógicas de la metodología utilizada, se profundiza en el reconocimiento intrapersonal, el fortalecimiento de las habilidades interpersonales, brindando herramientas para el cuidado y la prevención de riesgos, la  construcción de la paz y la promoción de emprendimientos de los asistentes, generando así aprendizajes significativos en medio de las adversidades propias del territorio.

ADN Paz Catatumbo es una propuesta que transforma día a día la vida de al menos cien niños, niñas, adolescentes y jóvenes protagonistas del proyecto. Para nosotros franciscanos es una auténtica cátedra de paz que ayuda a la construcción de una sociedad fraterna y pacífica, un espacio que se resiste a dejar la lucha por la vida y su dignificación, devolviendo la esperanza a los territorios azotados por la guerra y fomentando alternativas para la realización humana.

Fr. Daniel Antonio Ramírez Robayo, OFM